El juego nace del anhelo de seguir dando voz a la obra de Alfonsina Storni. Escritora multifacética, sus textos abarcan poesía, ensayo, periodismo y teatro. Pasó del estereotipo del poema de amor que se esperaba de las mujeres a principios del siglo XX a poemas de quiebre, poemas de denuncia de la situación femenina, textos cargados de erotismo, versos irónicos, gesto burlón y reflexión social. Volver a leerla desde nuestra contemporaneidad es descubrir la potencia de su obra y es un homenaje a su valentía y lucidez.
1 o más jugadores
Desde lectores hasta adultos mayores
Contiene 3 modos de juego
Tiempo de juego: de 20 a 40 minutos
Incluye un cuadernillo que propone 3 modalidades de juego y un mazo de 50 cartas con una selección de versos de Alfonsina Storni que pertenecen a los poemas: La loba, Cuadrados y ángulos, Tú me quieres blanca, Hombre pequeñito, ¿Qué diría?, El obrero, Ante un cuadro antiguo, Encuentro, Torre, Jardín zoológico de nubes, Cigarra en noche de luna, Una gallina, Un diente, Langostas, Un lápiz, Una oreja, A Madona poesía y Voy a dormir.
Versos desencontrados
Extender todas las cartas sobre la mesa. La propuesta invita a jugar con los versos: leerlos, combinarlos, ordenarlos y crear, a partir de este encuentro azaroso, nuevos textos que sigan dando voz a la obra de Alfonsina. Los versos se “desencontraron”, pero podemos volver a su escritura original teniendo en cuenta el color que los identifica.
Creación de antisonetos
Elegir una carta y escribir un antisoneto* a partir de las palabras resaltadas.*Los antisonetos son poemas de 14 versos, sin rima, que hacen eje en un detalle. Proponen una mirada precisa y minuciosa de algún objeto cotidiano, un elemento considerado “no poético». En su libro Mascarilla y trébol, Alfonsina escribió 52 de estos textos poéticos.
Versos intercalados
Sacar 3 cartas, darles un orden y escribir versos propios, intercalándolos con los de Alfonsina. El resultado final será la creación de un nuevo texto poético que entremezcle ambas voces. Alfonsina, con el paso del tiempo, fue corriéndose del canon de la época y comenzó a experimentar nuevas formas de escritura.